Necesitamos comunicar lo que vemos, lo que nos rodea en vivencias para poder despertar al otro de la ceguera axiológica como plantea Scheler.
Es absurdo querer imponer un enfoque al otro cuando la riqueza de las experiencias individuales se basa en el recorrido que cada persona va transitando a lo largo de su vida.
Para poder ver al hecho en panorama es necesario ver a las situaciones en un espacio y momento acotado y restringido, casi como un fotograma para ver luego la película entera y poder captar lo esencial con simplificación de todo lo que aconteció.
Con un enfoque claro y depurado, la estructura o viga madre del suceso queda al descubierto para comprender en detalle y así enseñarle al otro lo que vemos sin rodeos.
Ideal sería no perdernos con los ornamentos pero la desesperación tarde o temprano nos conduce a sumarle importancia a lo que no debería tenerla o al menos en ese momento.
Lo vital de perdernos para comprender el saber ser sin desesperar y comunicar lo que vemos proyectado más allá del hoy.