3 de mayo de 2007


Parece mentira,
como si todo hubiera sido ayer,
como si los dias y las noches hubieran pasado pero muy lento,
muy despacio entre las grises nubes de una noche oscura;
como si sintiera aún hoy la freca brisa que me roza suavemente la cara,
una cara lastimada ya por el paso del tiempo pero con los ojos como desde el primer dia en que nací,
algo entreabiertos y con una expresión de sorpresa transformada en inquietud y luego en duda. Recorriendo cada centímetro de mi alma y apareciendo a veces en forma de una mancha.
Como si quisiera esperar.
¿Que hace uno cuando espera, mi querida Sofía? ¿podrías respondérmelo?
oh, cuando uno espera... surgen muchas voces cuando uno espera, más aún estando solo, loco convertido en piedra que piza tierra y agua que ahoga mares.
Pero si espero caer, claro, de ese árbol de Limas del que tanto hablaba,
ese árbol tan extraño y amarillo del cual tanto esperaba.
Sentado bajo su sombra, espero y espero y espero pero no siento, ya el cansancio me impide continuar despierto y creo estar volando, soñando bajo la luna un alma diferente, un circulo vicioso en el que haga las veces de laberinto para perderme.
Creo estar solo pero hay demasiadas luces prendidas como para ser el único noctámbulo, ¡vaya a saber uno que hace la gente a esta hora!
pero quisiera que en algún lugar en este momento alguien este pensando en mi
y en mi forma de vestir,
de hablar
y de pensar,
alguien que sepa quien soy y se despierte solo sin ningún ruido ajeno
y en esos momentos calmos tipícos de noche
llegar a la mente de esa persona,
querer decirle que estoy despierto y que venga a halar,
yo invitaría un café pero... no se encuentran muchas cafeterias abiertas a estas horas de la noche.
Parece mentira pero fue ayer.
Ayer fue una mentira y hoy estoy hablándole a mi pared.

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